La motivadora historia de innovación de dos hermanos porteños, quienes decidieron aventurarse por el mundo del emprendedurismo cuando identificaron una problemática común a muchos motociclistas: qué hacer con el casco.
La problemática
Siempre que llegaban a casa o a cualquier reunión después de salir a andar en moto, se presentaba la incómoda situación de dónde dejar su grande y aparatoso casco. Ante este panorama, los hermanos comenzaron a preguntarse si existiría en el mercado algún producto que permitiese dejar el casco de forma segura y estética. «¿Existirá un soporte que permita mantener mi casco balanceado cuando voy a tomar un café o una cerveza a un bar?» A simple vista no, por lo que pusieron en marcha ingenio y creatividad, para intentar encontrar un buen cauce.
Los hermanos Francisco y Diego Pignocchi siempre tuvieron un espíritu emprendedor e innovador. Con algunos proyectos desarrollados anteriormente, Francisco vislumbró una oportunidad y comenzó a realizar bocetos para desarrollar un producto pequeño, estéticamente interesante, ergonómico, y con la capacidad de sostener cualquier tipo de casco en prácticamente cualquier lugar. “En efecto, el casco, es un aparato creado para salvar vidas, pero es completamente inútil cuando uno se baja de la moto: es espacioso, grande, aparatoso y no cuenta con un verdadero lugar de resguardo”, comenta Francisco.
El camino hacia la innovación
Lo siguiente fue un proceso lleno de retos y grandes aprendizajes, en donde el principal objetivo fue encontrar un diseño que permitiera conjugar las dos principales funciones: equilibrar el casco en cualquier superficie y contar con un soporte de pared para colocar el casco. Buscando el mejor diseño para este producto, comenzaron a realizar bocetos, incursionar en el mundo de las impresiones 3D y a buscar aliados expertos que los ayudaran a materializar su idea.
Dentro de los retos que encontraron los hermanos emprendedores, sin duda el que mayor tiempo demandó fue la selección de materiales, pensando en la mejor alternativa en términos de costos, producción, durabilidad y peso. En un inicio comenzaron utilizando goma, para después pasar por aluminio y finalmente decidirse por el plástico, el cual resultó ser un material fuerte y durable, perfecto para las necesidades que tenía su producto.
Otro de los desafíos que enfrentaron Francisco y Diego fue la búsqueda de un adhesivo resistente que soportara el peso del casco y que permitirá tener una extrema fijación. Para ello probaron con distintas opciones, hasta que finalmente contactaron a una reconocidísima empresa de adhesivos, quienes les brindaron asesoramiento sobre cual fuera la solución que más se adaptaba a las necesidades de su producto.
Y con ustedes, YES!
Después de algunos meses de trabajo arduo, nació Yes Balance Support, un producto de nicho que permite a sus usuarios cuidar y resguardar su casco de forma innovadora, sencilla y estética. Este soporte tiene una capacidad de carga de 15 kilos y se encuentra disponible en tres colores: azul, negro y gris.
Los hermanos Pignocchi esperan que su producto logre convertirse en un must para todos los apasionados del motociclismo y que, de esta manera, se pueda comercializar más allá de la frontera argentina.
Desde Revista FODA felicitamos a los emprendedores que como Francisco y Diego, ponen el ingenio y el trabajo al servicio de la innovación.
Para más información, visitá la web de YES