El 9 de noviembre de 2014, Agustín Barletti (periodista, abogado doctorado en La Sorbona, 57 años) unió a nado las dos islas Malvinas por el estrecho de San Carlos en poco más de dos horas y con el agua a dos grados de temperatura.
El camino recorrido para concretar este sueño lo cuenta en su último libro, Malvinas. Entre brazadas y memorias, donde describe cómo fueron sorteados los obstáculos para llevar a cabo la aventura y cómo con paciencia armó el complejo rompecabezas para lograr estado físico, formar un equipo de trabajo, conseguir los permisos, el barco soporte y un sponsor.
El libro incluye anécdotas, desafíos y emociones, los miedos y las inquietudes de la hazaña: el temor al frío de aquellas aguas australes, la preocupación por los trámites de ingreso a Malvinas y, sobre todo, por el componente climático. “Contábamos con una semana para el cruce y me aterraba la posibilidad de tener siete días seguidos de tormenta”, cuenta Agustín.
Al lugar elegido para el cruce a nado se lo conoce como “el corredor de las bombas”, donde desembarcaron las tropas británicas en 1982. El sentimiento de las últimas brazadas fue ambiguo: “No podía continuar mucho más tiempo en esas aguas gélidas, pero, al mismo tiempo, no quería alcanzar la meta. En cada brazada sentía felicidad por el objetivo alcanzado y angustia porque la aventura terminaba”.
La experiencia demostró que la natación fue un vehículo que posibilitó rescatar acciones heroicas que sucedieron durante la guerra, muchas de ellas desconocidas.
Con documentación inédita y el testimonio de los protagonistas, el lector viajará a 1982 para releer la decisión de recuperar las islas por la fuerza, el infierno vivido durante la última batalla en el Monte Longdon, y las increíbles hazañas del Batallón de Infantería de Marina N.º 5 y de los marinos mercantes.
Una mirada diferente de un conflicto bélico que nos marcará por siempre. El libro incluye 32 páginas en papel ilustración con imágenes de las islas tomadas por el fotógrafo Guillermo Luder.
Antecedentes – Cruce a nado del estrecho de Gibraltar
Agustín nunca fue un nadador profesional ni de competición. Padre de cinco hijos, cuando cumplió 50 años, en 2010, decidió abandonar su vida sedentaria. Con la ayuda del prestigioso entrenador Pablo Testa, comenzó un plan de trabajo con la mira puesta en el cruce a nado del estrecho de Gibraltar. Durante 19 meses de entrenamiento, nadó el equivalente a 2.300 kilómetros, la distancia que separa Buenos Aires de San Pablo. “Los primeros tiempos fueron durísimos; me dolía cada músculo del cuerpo, pero poco a poco fui superando las dificultades”.
El 23 de octubre de 2011 logró unir Europa y África a nado. Para concretar la travesía y unir los dos continentes, nadó más de 20 kilómetros en 6 horas y 7 minutos, que “pasaron a la velocidad de un destello”. Nadó junto a delfines y tortugas marinas, y tuvo la visita de un tiburón. Esta aventura fue relatada en su libro “Hazaña en Gibraltar”.
Video Amaneciendo en Malvinas