Desde hace 12 años, Julieta Quindimil desarrolla su profesión como Sommelier y organizadora de eventos vinculados al mundo del vino en la ciudad de Bahía Blanca y zona de influencia.
Por entonces, contrariamente a lo que sucedía en importantes ciudades del país, los bahienses aún no contaban con espacios ni oportunidades de disfrute junto a los vinos. El proyecto «Saber Beber» se inició en 2012 y fue creciendo vertiginosamente, hasta que en 2015 la empresa logró el máximo reconocimiento de la Corporación de Comercio, obteniendo el Premio Corporación en la terna Empresa Joven.
Después de haberte desarrollado muchos años en una importante red de supermercados de Bahía Blanca y la región ¿qué te impulsó a tomar la decisión de dejar aquel empleo seguro y comenzar tu proyecto personal en el sector vitivinícola?
La experiencia de haber trabajado en el área de vinos de Cooperativa Obrera durante cuatro años, fue una de las más pedagógicas que tuve en toda mi carrera profesional.
Allí aprendí todo lo que se puede aprender sobre los gustos y aficiones de los consumidores de vinos, empecé a contactarme con distribuidores y las más importantes bodegas a nivel nacional.
Mi trabajo consistía en asesorar en el sector de compras de bebidas, por un lado y por otro, estar en contacto directo con los clientes a partir de sus principales sucursales.
No obstante, poco a poco, y observando que no se realizaban eventos de vinos en la ciudad, siguiendo el consejo de mucha gente del sector, comencé a tener la inquietud de iniciar un trabajo en ese sentido. Trabajo que me demandaría mucho tiempo y sobre todo, mucho estudio. Motivo por el cual, tomé la difícil –pero acertada- decisión de dejar aquél empleo para empezar la aventura de abrir mi consultora Saber Beber en 2012.
A partir de ese momento todo sucedió muy rápidamente y en sentido altamente positivo.
Entendemos que la industria del vino como tantas otras, tiene sus particularidades. ¿Con qué desafíos te encontraste al comenzar y cuales se mantienen intactos al día de hoy?
Sin dudas transité por dos desafíos muy importantes a lo largo de mi carrera: el primero fue hacerme conocida en el sector, no solo a nivel local, sino sobre todo a nivel nacional.
Era fundamental que las bodegas argentinas supieran quién era y cuales eran mis proyectos en la ciudad y la región para conseguir su apoyo. Tuve mucho trabajo en este sentido, muy minucioso y constante, y los resultados positivos no se hicieron esperar.
El segundo gran desafío fue posicionarme como comunicadora en la ciudad. No había precedentes de una mujer hablando de vinos, un sector históricamente monopolizado por los varones. Por otro lado, tampoco se habían realizado eventos importantes ni en Bahía Blanca, ni en la región. Estaba todo por hacerse, lo cual era muy bueno, pero también acarreaba la enorme responsabilidad de no cometer errores.
Pude sortear ambos desafíos y salir airosa de cada uno, pero sin lugar a dudas, el desafío más importante después de doce años desarrollándome como comunicadora consistió –y consiste- en “mantenerme vigente”, seguir estudiando todos los días, seguir produciendo e incrementar la cantidad de fans del vino, seguidores que deseen incursionar en este maravilloso mundo.
La sommelerie es una profesión relativamente nueva en Argentina, data del 2001. ¿Cómo la definirías y cuáles son los puntos focales más importantes de tu trabajo?
La sommelerie es una disciplina que nace en Francia en el siglo XVII. Inicialmente, se trataba de camareros de corte, con muchísimo conocimiento e información sobre vinos, que asistían a monarcas y personalidades de la alta sociedad francesa de aquellos tiempos.
Con el transcurrir del tiempo, la sommelerie comenzó a profesionalizarse a[un m[as y tambi[en a diversificarse. Hoy es la profesión más abarcativa que existe en torno al vino.
Los Sommeliers –especialmente los argentinos- estamos formados en distintas especialidades: enología, idiomas, geografía del vino, marketing, gastronomía, maridajes, servicio, protocolo y comunicación. Nuestra principal función es ser el nexo entre las bodegas y los consumidores. Tratamos de hacer más accesible el lenguaje del vino.
Desde mi consultora Saber Beber, me dedico al asesoramiento a bodegas, distribuidores, vinotecas y consumidores. Parte de mi trabajo reside en instalar marcas nuevas en la ciudad. Para lo cual hay que conocer muy bien el comportamiento de los consumidores locales.
En este sentido, mi experiencia en Cooperativa y el contacto actual con los propietarios de vinotecas de la ciudad, es de enorme ayuda. Por otro lado, tengo una personalidad muy inquieta y disfruto muchísimo de organizar eventos corporativos y propios.
En 2012 hicimos Bahía entre Vinos y Bodegas, que en una edición logró reunir a ¡1200 asistentes! Fue la feria de vinos más importante de la provincia de Buenos Aires, incluso declarada de interés provincial. Luego en 2014 vino Bahía Top Tasting, el tercer evento en importancia de cata a ciegas a nivel nacional, que se transformó en un verdadero clásico en la ciudad, y winelovers de Bahía y la región esperan ansiosamente año tras año.
Justamente, el evento de vinos –BahíaTopTasting- es uno de los cuatro más prestigiosos de Argentina. ¿Cómo fue la experiencia de crear un formato tan importante y cuál es el vínculo que lo une con los principales eventos nacionales?
BTT es una cata con formato “a ciegas” que se desarrolla desde 2014 cada año. Ya lleva seis ediciones ininterrumpidas. Nació como una necesidad de producir un evento que tuviera a los consumidores como protagonistas, dado que durante el desarrollo del evento, los asistentes tienen que votar sus vinos preferidos y esas votaciones se computan en tiempo real a través de un software especialmente creado y se comunican a través de las principales redes sociales instantáneamente.
De este modo, los asistentes se transforman en jueces por un día, y su interpretación de cada vino es de vital importancia para bodegas, vinotecas y distribuidores. El evento reúne un máximo de 150 personas, y asisten winelovers de todos los puntos del país, no solo de Bahía Blanca
Para mí, adecuar este formato a Bahía Blanca fue un enorme desafío personal y profesional. El evento dura siete horas, pero el trabajo previo demanda tres meses de logística y organización, donde se involucran distribuidores zonales que me hacen llegar las muestras que se catarán, diseñadores gráficos, comunicadores especializados que replican la información, fotografía, imagen y sonido, salones de eventos, servicio gastronómico, vinotecas… En fin, es un gran compendio de profesiones que están involucradas y relacionadas entre sí y que yo personalmente debo coordinar, como una directora de orquesta.
Es un trabajo arduo pero increíblemente satisfactorio. Bahía Top Tasting creció mucho a partir de la tercera edición. Y se transformó en el tercer evento de más envergadura de Argentina no solo por la cantidad de gente que asiste, sino por la calidad de los vinos que se presentan y el nivel de réplicas comunicacionales que existen antes, durante y después.
¿Qué te dejó de positivo haber obtenido el Premio Corporación a la Excelencia Empresaria en 2015 como Empresa Joven?
Obtener ese premio fue la confirmación de que iba por buen camino y un aliciente para continuar esforzándome por generar ideas creativas e innovadoras en torno al vino. El premio amplió mi visibilidad “hacia afuera”, permitiéndome contactarme con nuevos productores y bodegas, y lograr acceder a nuevas oportunidades.
Como emprendedora, la actual situación de aislamiento social a causa del Covid-19 te ha imposibilitado continuar en contacto con tus seguidores a la vez que concretar tus degustaciones planificadas y eventos varios ¿Cómo te posicionaste frente a esta situación? ¿Crees que efectivamente crisis también es oportunidad?
Siempre estuve muy ligada a las redes sociales. De hecho, prácticamente toda la difusión de mi trabajo la inicié a través de Facebook y actualmente, de Instagram. Pero nunca había utilizado las opciones de streaming como las que ofrecen Instagram Live y Zoom.
El aislamiento me llevó a tener que estudiar estas aplicaciones y ponerlas en práctica para seguir manteniendo vínculo con mis seguidores y clientes. La cuarentena, no noté merma en mi trabajo porque he realizado ya varios “vivos” con mucho público e incluso un curso en Zoom. Creo que las posibilidades que hoy ofrece la comunicación online a través de estas herramientas es fantástica y también es una real oportunidad de seguir aprendiendo cosas nuevas y mantenerte vigente.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Tengo dos proyectos nuevos en ciernes. El primero es reflotar la idea de generar una nueva feria de vinos, que sería la segunda edición en Bahía Blanca llamada Wine&Festival. Realizamos la primero edición en octubre del año pasado, y teníamos planificado relanzarla en marzo de este año. El Covid-19 no nos permitió continuar la idea, como muchos proyectos de eventos que quedaron truncos hasta que se restablezca la situación. De modo que la feria se realizará cuando todo vuelva a la normalidad, mientras tanto aprovecho para pulir detalles de su organización.
También estoy trabajando codo a codo con una agencia local en la realización de una revista digital especialmente dedicada a quienes aman el buen beber y el buen comer. La revista tendrá información súper actualizada y entretenida, que será sin dudas un éxito dado el contenido y el formato, sumado a que sería la primera revista de estas características en el medio local y regional.
¿Qué mensaje te gustaría dejarles a todas las mujeres que desean emprender o que deseen iniciar una unidad de negocios?
Que se lancen a la aventura. No hay peor riesgo, sobre todo para el espíritu emprendedor, que quedarse con lo que pudo haber sido. Hay que investigar nichos inexplorados, ponerse en contacto con gente que sepa cómo hacer las cosas, y trabajar incansablemente y esperanzadoramente. Cuando se unen ambos conceptos, el resultado nunca puede salir mal.
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