El sistema de franquicias funciona en la Argentina desde hace más de 20 años. Con la llegada de la pandemia y la imposición del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, muchos emprendimientos quedaron en la cuerda floja. Sin embargo, las franquicias no solamente han sabido reinventarse -como en cada contexto que atravesaron- sino que también el propio sistema se ha visto fortalecido por las ventajas que ofrece en relación a un negocio propio.
Compartimos los conceptos brindados por Daniel Arce y Florencia De Rosa, de Franquicias Que Crecen para Revista FODA
Beneficios de las Franquicias
En términos más estrictos, al momento de franquiciar una marca, es decir cuando un emprendedor decide incorporar su marca para que sea vendida en formato de franquicias, éste se beneficia porque las inversiones son compartidas, hay una baja estructura de empleados, obtiene un crecimiento de economía por escala y una mejor gestión del punto de venta. Por su parte, el franquiciado – quien adquiere la franquicia -, tiene asegurada la asistencia en la locación, el acceso a red de compras, el aprovechamiento de red de marca, el acceso al know how, la disminución del riesgo comercial, la oportunidad de ser dueño de un negocio propio, la asistencia permanente de una organización sólida, el aprovechamiento de acciones publicitarias impulsadas por la propia marca, la continua actualización y desarrollo del modelo y la zona de exclusividad.
Todo esto está avalado por el propio sistema, que posee tres pilares fundamentales para que las franquicias sean saludables y exitosas: la capacitación constante, el permanente desarrollo de producto y la comunicación estratégica en términos de marketing. Esos puntos son claves y fueron vistos en la pandemia, ya que las franquicias han sobrevivido a la crisis mucho más que los negocios ‘autogestivos’. Aquéllos negocios que entendieron la rápida adaptación y supieron comunicar con mensajes efectivos y eficaces, son los que más pudieron mantenerse de manera activa.
El balance es positivo
Tener una franquicia es minimizar los riesgos, porque son negocios ya probados. Al mismo tiempo, no hay que hacer inversiones propias porque la hacen los pequeños inversores, la estructura de empelados es de cada franquicia y por eso no requiere una gran estructura propia y existen límites acordados porque el negocio ya está funciona.
Los tres pilares fundamentales para que las franquicias sean saludables y exitosas: la capacitación constante, el permanente desarrollo de producto y la comunicación estratégica en términos de marketing.
La sinergia que se crea entre franquiciante y franquiciado resulta vital, porque el crecimiento de los negocios está dado en términos colaborativos, horizontales y transversales. Todos pueden aportar ideas para un objetivo común, que es el crecimiento profesional y comercial de todos los actores del sistema.