Emprender en Argentina siempre ha sido un ejercicio de resiliencia, creatividad y adaptación. En un país marcado por la volatilidad económica, las trabas burocráticas y los vaivenes cambiarios, la figura del emprendedor argentino se distingue por su capacidad de reinventarse y de encontrar oportunidades donde otros ven obstáculos.
La coyuntura actual no es la excepción: mientras algunas variables macroeconómicas generan incertidumbre, otras señales —como el auge de las exportaciones de servicios basados en el conocimiento, los programas de digitalización productiva y el acceso a herramientas de marketing global— ofrecen una base fértil para nuevos negocios. La aparición de tecnologías de bajo costo, el uso extendido de medios de pago digitales y el trabajo remoto consolidaron un entorno donde iniciar un emprendimiento es complejo, pero no imposible.
Uno de los puntos clave para emprender con éxito en este escenario es entender que ya no alcanza con tener una buena idea o producto. Hoy, resulta indispensable contar con una presencia digital sólida, que empieza por un sitio web profesional —capaz de transmitir confianza, claridad y propuesta de valor— y continúa en las redes sociales, que funcionan como una vidriera interactiva, un canal de atención al cliente y una herramienta para generar comunidad. Instagram y TikTok pueden ser la primera impresión; el sitio web, el lugar donde se concreta la relación.
Para vender online, existen actualmente muchas y variadas plataformas de e-commerce en las que resulta sencillo crear tiendas, adaptadas a todos los rubros y listas para cubrir todas las necesidades de transacción. Hoy, tener una tienda online no es difícil ni tampoco excesivamente costoso. Basta con saber por dónde empezar y o recurrir quienes son especialistas, que pueden funcionar como socios estratégicos de proyectos y negocios.
Exportar servicios
Para quienes ofrecen servicios —desde diseño gráfico, redacción, consultoría o desarrollo de software, hasta asistencia virtual o contenidos digitales—, la posibilidad de internacionalizar el negocio es más real que nunca. Plataformas como Upwork o Fiverr permiten ofrecer servicios a clientes de todo el mundo, cobrando en dólares y gestionando proyectos 100% en línea. No se trata solo de ganar visibilidad: se trata de insertarse en un mercado global que valora el talento argentino por su nivel técnico y su versatilidad.
Upwork, por ejemplo, es una de las plataformas líderes en trabajo freelance a escala internacional. En ella se crean perfiles profesionales detallados, donde cada habilidad, certificación o experiencia suma puntos. Los usuarios pueden postularse a proyectos publicados por empresas de todo el mundo, desde pequeñas startups hasta grandes corporaciones. La plataforma funciona con un sistema de reputación, donde las calificaciones y reseñas de trabajos anteriores son claves para acceder a mejores oportunidades. Aunque cobra una comisión, permite establecer tarifas en dólares y gestionar la relación con los clientes de forma segura.
Fiverr, por su parte, opera con una lógica distinta: en lugar de postularse a trabajos, el emprendedor crea «gigs» —ofertas de servicios concretos, con precios base y opciones adicionales— que pueden ser encontrados por potenciales clientes mediante búsqueda o exploración por categorías. Su enfoque es más accesible para quienes recién comienzan, ya que no exige entrevistas previas ni competencia directa por proyectos. Con una buena estrategia de palabras clave y un diseño atractivo de los gigs, se pueden lograr ventas rápidamente, especialmente en rubros como diseño, video, traducción y consultoría digital.
Ambas plataformas tienen algo en común: requieren un perfil coherente, bien escrito y visualmente cuidado, lo que nos lleva nuevamente a la importancia de una presencia digital estratégica. Tener un sitio web profesional —aunque sea sencillo— refuerza la credibilidad frente a clientes internacionales. Y mantener redes sociales activas, con contenido claro, auténtico y profesional, puede inclinar la balanza al momento de cerrar un contrato.
El desafío es doble: por un lado, aprender a emprender en un entorno cambiante; por el otro, asumir que la visibilidad online no es un lujo, sino un elemento estructural del negocio. Y en ese equilibrio entre lo local y lo global, entre lo presencial y lo digital, se abre un camino posible para crecer en la Argentina de hoy.